La música se encarga de incrementar la producción de dopamina, sustancia que actúa en el cerebelo, haciéndolo capaz de “sincronizarse” al ritmo que posee la música provocando placer. Transcurrido cien años desde que el filósofo alemán Friedrich Nietzsche afirmara lo anterior, diversos neurocientíficos, musicólogos, psicólogos y antropólogos se han dedicado a comprobar que este ciertamente tenía razón.
Basados en el hallazgo de flautas que fueron realizadas con huesos, que fueron encontradas en una cueva de Alemania y que hasta ahora cuentan como los instrumentos más antiguos que se han registrado, los investigadores han hecho la estimación de que la música quizás sea tan antigua como el Homo sapiens, de quien se sabe que apareció hace 200.000 años aproximadamente. Aunque ahora es importante que indaguemos en su función.
Pero desde hace siglos, esta es una pregunta que ha atormentado a los expertos y todavía no ha sido posible encontrar una respuesta que sea concluyente. Inicialmente encontramos a Pitágoras quien propuso, en el siglo V a.C., que la música regía la armonía de los astros, mientras que la investigación científica que se ha llevado en la actualidad considera que la música nos sirve en todo caso para regir la armonía que existe entre los seres humanos.
“La función de la música es la sociabilización”, de esta manera lo señala Jeremy Montagu, quien es músico y catedrático de la Universidad de Oxford. Mediante un ensayo que fue publicado en la revista Frontiers in Sociology, Montagu alcanza a definir que la música es tan primitiva que sería anterior al lenguaje. Él mismo argumenta que el tarareo que ejecuta una madre con el objetivo de calmar a su bebé es música y que eso, con una alta probabilidad ocurrió antes de que pudiéramos hablar.
Para este experto, el vínculo que existe entre la madre y el niño también se encuentra presente en un grupo de trabajadores o en los hombres ancestrales que bailaban y cantaban antes de ir a una cacería o batalla. Sostiene que “Al establecer semejante vínculo entre los individuos, la música creó no solo la familia, sino la sociedad misma”.
Comunicar las emociones
Una de las hipótesis que más se afianza acerca de la música es que tuvo una función esencial dentro de la formación y supervivencia de los grupos y también en la mitigación de conflictos. Mark Tramo, perteneciente al Instituto para la Música y la Ciencia del Cerebro en la Universidad de Harvard, define la música como un factor de cohesión social por lo que explica que “Los hombres necesitaban organizarse para cazar y defenderse. Allanó el camino para que nos comunicáramos y compartiéramos emociones”.
De acuerdo a un estudio llevado a cabo por la Universidad de Cambridge, la música se encarga de revelar la personalidad de cada uno de nosotros. Estimular la capacidad de comunicar emociones, aspecto que fue justamente lo que hizo que la música lograra persistir luego del desarrollo lingüístico. Un estudio que se realizo a manos de psicólogos de la Universidad de Londres llegó a demostrar, por ejemplo, que incluso cuando se escucha un fragmento corto de alguna pieza musical, los individuos son más propensos a interpretar la tristeza o la felicidad en su interlocutor, aunque este mantenga una expresión facial neutral.