Existen personas que han llegado a considerar que sería una situación sumamente terrible llegar a vivir sin música, y es una de las razones por la que usan las canciones como si se tratara de una tabla de salvamento cuando se presentan los malos momentos o, también son de los que encienden la radio justo al momento en que se levantan para estar acompañados de cualquier hilo musical, pero además, sienten escalofríos al escuchar diversas piezas.
La sensación de dejarse llevar en determinado momento por las notas musicales y llegar a sentir que estas están invadiendo nuestro cuerpo, aunque resulta más única aquella sensación que se produce cuando podemos ver la manera en como el cuerpo llega a responder ante dichos estímulos musicales, bien sea en forma de escalofríos, de piel de gallina o de lágrimas cayendo por nuestras mejillas.
Y es que este cúmulo de sensaciones corporales y mentales que se nos llegan a presentar cuando escuchamos aquellos que suelen ser nuestros temas favoritos o esa banda sonora que ha llegado a rompernos el alma, cuentan con una explicación de acuerdo a una investigación que fue publicada por Social Cognitive and Affective Neuroscience, en donde señalan que las personas cuyos cuerpos responden a la música tienen un cerebro estructuralmente diferente al resto.
Acotan que en este tipo de personas que son sensibles a este estímulo, la corteza auditiva llega a comunicarse de manera más eficiente con aquellas áreas del cerebro que se encuentran asociadas con el procesamiento emocional.
En tal sentido, Matthew Sachs quien es un estudiante de doctorado de la USC y además es el investigador principal de dicho estudio, comenta que tan reacción se debe a que existe gran cantidad de fibras que unen las dos regiones, por lo tanto, estas son conclusiones que nos ofrecen profundas perspectivas científicas y filosóficas, pero además nos arrojan luz en referencia, al por qué la música nos llega a tocar y nos llega a hacer sentir tantas emociones desde el inicio de los tiempos.
Ante tales hallazgos, los investigadores señalan que: «Los resultados obtenidos, arrojan información tanto científica como filosófica sobre los orígenes evolutivos de la estética humana, específicamente de la música; tal vez una de las razones por las que la música es un artefacto culturalmente indispensable es porque apela directamente a través de un canal auditivo a los centros de procesamiento emocional y social del cerebro humano».
Ahora que se puede comprender de mejor manera la reacción que resulta en nuestro cuerpo gracias a este tipo de información, no tenemos excusas para ir por alguno de nuestros dispositivos de reproducción musical que tengamos a la mano para ponernos a escuchar esa canción con la que tanto nos gusta practicarnos el harakiri para lograr poner en funcionamiento nuestra corteza auditiva, esa que se encarga de la coneccion con el lado más emocional de nuestro órgano más razonable, el cerebro.